martes, 31 de mayo de 2016

La guerra no tiene rostro de mujer (Svetlana Alexiévich)

Cuesta creer que un relato aparentemente tan sencillo, pueda encerrar tantos y tantos sentimientos. De alegría, de nostalgia, de dolor... 

El género novela polifónica que se le atribuye a la autora, consiste en darle voz a las diferentes personas que vivieron de primera mano, los hechos recopilados durante el libro. Quien busque un texto en prosa acerca de las reflexiones de la autora, no encontrará lo que busca. Este libro es una recopilación de fragmentos de los testimonios de cientas de mujeres que aceptaron entrevistarse con Alexiévich.

Entrando en materia, La guerra no tiene rostro de mujer, muestra la visión femenina acerca de lo vivido por las excombatientes de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Mujeres que se desenvolvieron en diferentes ocupaciones, desde enfermeras hasta francotiradoras comparten sus experiencias y sentimientos.

Para dar cuenta de la esencia misma del libro, me permito citar a la misma Svetlana:

"En lo que narran las mujeres no hay, o casi no hay, lo que estamos acostumbrados a leer y a escuchar: cómo unas personas matan a otras de forma heroica y finalmente vencen. O como son derrotadas. O qué técnica se usó y qué generales había. Los relatos de las mujeres son diferentes y hablan de otras cosas. La guerra femenina tiene sus colores, sus olores, su iluminación y su espacio. Tiene sus propias palabras. En esta guerra no hay héroes ni hazañas increíbles, tan solo hay seres humanos involucrados en una tarea inhumana. En esta guerra no solo sufren las personas, sino la tierra, los pájaros, los árboles. Todos los que habitan este planeta junto a nosotros. Y sufren en silencio, lo cual es aún más terrible".

Creo que esta entrada no será propiamente un reseña, pues ¿cómo darle una calificación o comentar acerca de la historia de vida de una persona que tuvo que enfrentar tanto dolor y desesperanza? Solo puedo limitarme a compartir lo que sentí con el pasar de las páginas y las impresiones que quedaron en mí. 

La guerra en cualquier lugar y en cualquier época, es algo horroroso, pero saber las cosas ocultas, las que no se encuentran registradas en los grandes libros de historia, el diario vivir... es algo que no puede dejar indiferente a nadie. El cómo el recuerdo de la sangre por doquier, puede hacer que una persona sienta rechazo o incluso llegue a ser alérgica al color rojo, decidiendo incluso no volver a tener ni un solo objeto de ese color en casa, por ejemplo.

Este caso se repite en varios testimonios y en todos hay algo constante. La zozobra, el dolor por dejar o perder a sus seres queridos. La ingenuidad, esperanza y fortaleza con las que muchas de estas mujeres, que en esa época eran unas jóvenes desde los 17 años, se enlistaron para ir a enfrentar a los nazis, sin dimensionar muchas veces, lo que tendrían que pasar en el campo de batalla.

Para ellas, al igual que los demás combatientes, la guerra no terminó el día de la Victoria que justamente se celebra en el mes de mayo (mes que termina hoy, cuando estoy publicando esta entrada), sino que tuvieron que ver cómo esa cúpula de poder por la que antes habían expuesto sus vidas, esa cúpula que representaba los ideales políticos por los cuales ellos se guiaban y eran capaces de entregar su vida... les traicionaba

"La Patria" consideró sospechosos a todos aquellos que hubieran sido atrapados por los nazis y lograran sobrevivir. Además de las torturas y todo el maltrato psicológico que tuvieron que padecer a manos de los alemanes, fueron recibidos por su tierra como posibles criminales. Así que muchos fueron trasladados a los campos de trabajo forzado preparados por la URSS (Sí, los soviéticos también tuvieron sus propios campos de concentración, pero ese es tema para otro post).

Muchos conocemos la historia gloriosa en la que la Unión Soviética logró entrar a Alemania y vencer a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, pero poco se ha contado (o poco hemos visto en Occidente) acerca de los efectos colaterales. Las familias separadas para siempre, los campos arrasados, la pobreza y desnutrición, las mutilaciones, aquellas personas que entregaron su vida y a las que en muchos casos tan mal se les pagó. Aquellos héroes y heroínas clandestinos que lucharon como partisanos con lo que tenían por la libertad sin aparecer en las listas oficiales del Ejército.

Considero que este libro más que narrar un hecho histórico, es un pequeño homenaje a aquellas mujeres que tuvieron que adoptar una vida de hombre durante años, verse y vestirse como ellos para poder hacerle frente a la situación catastrófica que tuvieron que vivir. Un homenaje a aquellas que decidieron ponerse las botas y ensuciarse, ya sea de barro o de sangre, para recuperar la libertad que sentían les había sido arrebatada. Sin más, un reconocimiento a esos nombres y rostros que se han perdido con los años y que un día descendieron hasta lo más bajo para poder resurgir con un grito de Victoria.


Gracias por venir y nos leemos en una próxima oportunidad.

domingo, 8 de mayo de 2016

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miércoles, 4 de mayo de 2016

El juramento de Los Cruzados (Ricarda Jordan*)

* Uno de los seudónimo bajo los cuales escribe la autora.

Comenzar diciendo que siento mucho la calidad de la imagen de portada, no hay mucho de donde escoger.

No había escuchado nunca este libro hasta que lo encontré en promoción en una de las librerías de mi ciudad mientras curioseaba. Debo decir que estaba a un precio bastante económico y su tamaño era considerable, por lo que tomé la decisión de llevarlo a casa conmigo.

Como ya he dicho, no sabía nada de este título ni de su autora, por lo tanto no sabía exactamente qué esperar. Sin embargo, me llevé una grata sorpresa. No puedo decir que es de las más grandes historias o que haya sido la trama más convincente de todas, pero hay por donde hallarle el gusto.

El libro entrelaza las historias de cuatro jovencitos, dos hombres y dos mujeres, que ven cómo sus destinos se unen gracias (o por culpa) de una nueva Cruzada, esta vez, congregada por un pequeño niño llamado Nikolaus que alega haber sido llamado e iluminado por Dios para adelantar aquella campaña.

Esta Cruzada debe ser compuesta por niños según la información que se da a conocer, y muchos pequeños incautos siguen a este 'iluminado' que, contando con un gran don de gentes, logra conmoverlos y convencerlos de seguirlo para recuperar Tierra Santa con solo su presencia y oración.


Por azares del destino se cruzan allí:

- Constanze: una mujercita que fue llevada por su padre a un convento para ser convertida en religiosa, aunque no es ese el destino que ella espera para su vida. 
- Gisela: bella y llena de audacia que al ser comprometida por obligación con un hombre desagradable y muchísimo mayor que ella, decide huir de su hogar. 
- Malik al Kamil: hijo del Sultán de Alejandría que emprende el viaje hacia Europa en cumplimiento de órdenes recibidas.
- Armand: Viaja también por un encargo, pero esta vez se trata de un secreto encomendado por el Gran Maestre de los Templarios.

Durante la lectura, el hecho de encontrar una Cruzada de niños e imaginar a miles de ellos deambular solos atravesando diversas poblaciones, me parecía poco creíble, por lo que fue lo que me impidió conectarme totalmente con la trama. No obstante, al finalizar la lectura, la misma autora se encarga de hacer algunas aclaraciones de carácter histórico. Aunque no hay mucha información, se presume que esa supuesta marcha protagonizada por niños, efectivamente existió. Claramente retratada en el libro con ciertas modificaciones, que son las libertades que se da la autora para armar su relato.

Sin duda no es un tratado histórico, tampoco es una obra maestra pero ofrece un contexto novedoso, acudiendo a niños para contar la historia. Niños que además atraviesan situaciones bastante adultas, entendiendo que hace siglos, la niñez como tal no estaba contemplada: los pequeños eran adultizados rápidamente.

Finalmente, recomendaría esta lectura para jóvenes, más que todo en edades entre los 13 y los 16 años, pues a lo mejor alguien ya mayor se fijará más en aspectos técnicos y se cuestionará demasiado, lo que no le permitirá sumergirse del todo, como siento que pudo pasarme así. De todas maneras debo decir que disfruté leyéndolo y que no tendría problema en pasárselo a alguien un poco menor. 

Gracias por venir y nos leemos en una próxima oportunidad.